Odiarte así,
tanto y tan dolorosamente
que ya no me caben
remiendos en las heridas.
Me despedazo
cual muñeco de trapo
por no abrirme en canal
y sangrar por las venas
los gritos ahogados en lágrimas
o las súplicas ante tus ausencias.
Odiarte así
porque el sufrimiento
supera cualquier recuerdo bonito.
Porque ya no puedo soportar
los miedos ni las mentiras.
Qué triste odiarte así,
tan intensamente,
después de tanto esfuerzo
y tantas penas,
después de tanto tiempo perdido.
Odiarte así
porque ya no puedo amarte
de ninguna manera.
Ojalá la vida te trate bien
que a mí ya no me quedan fuerzas
ni esperanzas.
Ya no me queda afecto
que tú, pequeña traidora,
no hayas consumido
en esta pesarosa condena.
Odiarte así
y dejar morir
todo el amor vivido.
¡Feliz jueves!
Fotografía y poema de Sara de Miguel
Perfecto calco de ese sentimiento, terrible ahora y dulce por lo que fué…
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Qué ciertas tus palabras, que terrible y dulce la despedida… Muchas gracias @La Niebla por comentar 🙂
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