En un latido todo empieza. En un latido todo acaba.
Como si de un escenario apocalíptico se tratara
dejo que música extraña inquiete mi alma
y que las emociones negativas…
la tristeza,
la ira,
el malestar,
la vergüenza
y el odio
me arranquen el sentido común
y me conviertan en un zombie
que sólo ansíe
alimentarse de la dulce sangre
de los corazones puros.
Si todavía queda alguno…
Ojalá quede alguno…
Lo desea quien quiso ser poeta sin sentimiento alguno…