No te deseo un año maravilloso…

No te deseo un año maravilloso…

«No te deseo un año maravilloso donde todo sea bueno.

Ese es un pensamiento mágico, infantil, utópico.

Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres.

Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay batallas imposibles de ganar por las que no vale la pena luchar.

Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que si te mueves del lugar de la queja, puedes cambiar.

Que no te permitas los “no puedo” y que reconozcas los “no quiero”.

Te deseo que escuches tu verdad, y que la digas, con plena conciencia de que es sólo tu verdad, no la del otro. Que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo.

Que aprendas a tolerar las “manchas negras” del otro, porque tú también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo.

Que no te condenes por equivocarte; no eres todopoderoso.

Que crezcas, hasta donde y cuando quieras.

No te deseo que el año nuevo te traiga felicidad. Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir».

Texto de Marta Medici. Fotografía de Sara de Miguel.

Todos quieren un cambio…

Todos quieren un cambio pero nadie quiere cambiar…

Y al final sólo nos queda lo que los demás decidan dar.

¿No sería más sencillo y mucho mejor aceptar

que si quiero un cambio

soy yo quien debe cambiar?

Caminando mi camino

mis cambios decido

con conciencia y cariño

decido que camino camino.

Fotografía y reflexión de Sara de Miguel.

Amar en silencio

No te creas

que no te pienso

porque hace tiempo

que no te escribo…

Te mantienes perenne

a cada paso

en cada momento

aunque no te lo declaro,

porque en tu compañía

he aprendido

a amarte en silencio,

como tú me has enseñado:

parca en palabras

y generosa en acto.

 

Fotografía y poema de Sara de Miguel.

 

Una llama fugitiva

llamafugitiv

Y se va la tarde,

y con ella el día,

despacio, o quizá deprisa,

como la vida misma…

Con una llama

que recorre el cielo

como si fuera una fugitiva:

discreta, sigilosa, efímera.

Es el sol que se acuesta,

con la realidad en sus rayos,

mientras la luna se despierta

con nuestros sueños deseados.

En este momento,

con la llama fugitiva en el cielo,

es cuando realidad y sueños

coinciden en un fugaz momento.

 

Fotografía y poema de Sara de Miguel.

¡Os deseo un feliz fin de semana!

Amor secreto

montaña

He sobrevolado las cumbres más altas,

las cimas alejadas más de la civilización,

para esconder mi secreto entre sus recónditos parajes

entre las nubes de algodón.

Allí reposan ahora mis sueños:

besarte con ternura,

amarte con pasión

y quererte sin medida.

Quedará mi confidencia entre el cielo límpido

y la hermosa tierra,

allí donde no puedas ni imaginar

que mi corazón se debate

entre confesarse o callar,

entre el olvido o el embate…

 

Fotografía y texto de Sara de Miguel. ¡Feliz día!

 

Lloveré

Lloveré desde las entrañas

hasta empañar el cristal que oculta mi alma.

Inundaré el pozo de nuestros recuerdos

hasta reducirlo a fría escarcha.

Si te vas no quedará nada:

el vacío inmenso

de tu ausencia en mi universo.

Lloveré si te vas

y no veré nada

más que gotas llovidas

de mi corazón

que ahogarán nuestro futuro

en agua cristalizada…

Fotografía y poema de Sara de Miguel

¡Feliz fin de semana!

Eterno insatisfecho

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“Eres demasiado rubia”

dijiste cuando los rayos de sol veraniego se reflejaban brillantes en mi cabello.

“Eres demasiado morena”

dijiste cuando los copos de nieve se posaban con ternura en mis oscuras pestañas.

“Eres demasiado alta”

dijiste cuando, tumbados en la luna, posaste tu cabeza en mi cálido pecho.

“Eres demasiado baja”

dijiste cuando quise perdonar tu ausencia regalándote un beso.

“Eres demasiado delgada”

dijiste cuando una mala noche llorabas y te abracé para darte consuelo.

“Eres demasiado gorda”

dijiste cuando quise conocerte entrando por los resquicios de tu ombligo.

“Eres demasiado dulce”

dijiste cuando quise acariciar tus viejas y dolorosas heridas.

“Eres demasiado amarga”

dijiste cuando quise apartar tus miedos de mis sempiternas sonrisas.

Quise ser yo y no te pareció suficiente.

Quise ser quien tú querías que fuera y te pareció demasiado.

Ya no quiero ser nada que alimente tu ego.

Quiero distancia, quiero silencio, quiero olvidarte

porque nada cambiará aunque yo cambie.

Nada nos hará felices aunque yo te ame,

a tu lado sólo puedo esperar un futuro imperfecto

porque desbrozas sin piedad cualquier hermosa flor de esperanza

y hielas el manto acogedor del campo con tu falta de requiebro.

Te deseo al menos que tu búsqueda sea liviana y no un réquiem por un sueño.

Hasta nunca…mi eterno insatisfecho.

Extraído de «Komero».

Fotografía de Tomeu Mir y poema de Sara de Miguel.

Garabato

Alguien me dijo hace poco que las personas son como líneas en un papel: pueden coincidir momentáneamente en el tiempo y en el espacio para volver a separar sus caminos, o pueden ser simplemente paralelas.

Y disiento, como no, y me enredo, y me ofusco. Pues las personas pueden ser como líneas, pero las líneas siempre pueden ser algo más que líneas según las manos que las dibujen.

Si dibuja un arquitecto, todo es lineal, todo tiene un sentido y una función. No se dibuja una línea innecesaria, ninguna línea se sale del proyecto preestablecido. Entonces es cierto: dos líneas sólo son paralelas o se cruzan, dos personas ni se conocen o coinciden por un breve período de tiempo y espacio. Todo se desarrolla en un blanco impoluto y en un negro azabache, puro contraste.

Y yo me pregunto, ¿es la vida arquitectura? ¿somos todos “líneas rectas”? ¿sólo hay un papel? ¿sólo hay una tinta?

Y mi respuesta es no. Si dibuja un artista, o un niño, o cualquier persona que no sea lineal, nuestra vida es un garabato, que se mueve por el espacio de un papel inabarcable, casi perpetuo. Nuestros colores ni siquiera existen en el arco iris, nuestro recorrido es indescriptible.

Comenzamos en cualquier punto del garabato entrecruzado de nuestros padres y el trazo es casi azaroso, y puede tener retazos lineales, retazos circulares, retazos indefinidos, puede tener vueltas atrás, iniciativas hacia delante, puede deslizarse sobre sí mismo y transitar momentánea o eternamente por los garabatos de las personas que conforman nuestras vidas. Puede ser de cualquier color, y puede cambiar de color o tener matices infinitos. Puede ser un garabato fuerte, débil, una sombra o un perfil. Puede ser todo lo que queramos que sea. Puede ser todo lo que los demás garabatos nos ayuden a ser. Puede ser todo lo que los demás garabatos nos limiten a ser.

Al fin y al cabo decidimos parte del recorrido, el resto es cosa de todos los que compartimos el mismo lienzo. Un lienzo que, aunque pueda parecerlo, no tiene un principio y un fin, no tiene márgenes. Y podemos asomarnos a los precipicios sin temor, pues mientras quede tinta, queda vida.

Así pues no me queda más que afirmar con rotundidad que las líneas de mi vida han sido, son y serán un garabato impreciso, incomprensible incluso para mí, son las de un proyecto que nunca acaba, que renace cada día, a cada hálito. Y no por ello será menos importante que el proyecto de un arquitecto, todo lo contrario, valdrá más, pues en la improvisación, en la capacidad de cambio, de lucha, de entusiasmo por la vida reside mi felicidad.

Soy el arte que se recrea en sí mismo. Soy el garabato de un niño en un papel. Soy la belleza de la incertidumbre de mi vida entrelazada con la incertidumbre de las de personas que amo.

Lo soy todo menos una línea.

Extraído de «9 Principios y ningún final».

¡Feliz año nuevo y disfrutad de ser garabatos!

Sara de Miguel

Da las gracias a quien abrazas

Hace poco un desconocido en una situación peculiar me dijo una frase inesperada:

«Da las gracias a quien abrazas»

Y desde entonces no puedo quitármela de la cabeza.

En tan pocas palabras se destila tanta sabiduría que no puedo evitar hacer un sincero y emotivo homenaje a la frase.

Ser agradecidos es lo más hermoso que podemos hacer por nosotros mismos y por los demás. Nada más bonito que agradecer a quienes nos acompañan en nuestras vidas y nos apoyan en las insoldables batallas que libramos.

No puedo imaginar qué hubiera sido de mí sin las personas que me han escuchado cuando he necesitado hablar, me han protegido en mis momentos más vulnerables, me han estimulado en mis proyectos más personales, me han defendido en las situaciones más difíciles, han perdonado en mis errores y  me han querido por encima de mis defectos, valorando mis virtudes y amando cada recoveco de mi corazón.

No puedo imaginar ser yo sin mi historia y quienes la han vivido a mi lado, a pesar de que las circunstancias en ocasiones nos aleja (o nos obliga a alejarnos) de las personas que estimamos.

Soy más de abrazos que de besos.

Y mis palabras son un reflejo de la caricia que acompaña a cada uno de mis gestos. Esos gestos que, en mi utópica defensa del amor por encima del dolor y del olvido, procuro regalar cada día a las personas que conforman mi vida y que me acompañan cuando me asomo a los abismos del miedo, y me dan la mano con fuerza y cariño al llegar al precipicio. Si nunca caigo es por ellos.

Agradecida hago de las palabras no esperadas y tan bien recibidas mi caballo de batalla:

DA LAS GRACIAS A QUIEN ABRAZAS.

Belleza inusitada

rosa.jpg

La rosa más hermosa

enmudece en tu presencia

ante la belleza inusitada

de tu corazón y de tu alma.

 

¡Feliz fin de semana!

Fotografía y poema de Sara de Miguel.

 

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