
En el camino de las sombras
debo admitir
que no me imagino
mi vida sin ti
y sé
que no podría ser mejor
de lo que ya es
contigo en ella.
Imagen y poesía de Sara de Miguel.
¡Feliz semana!
Psicología, literatura, poesía y música
En el camino de las sombras
debo admitir
que no me imagino
mi vida sin ti
y sé
que no podría ser mejor
de lo que ya es
contigo en ella.
Imagen y poesía de Sara de Miguel.
¡Feliz semana!
«No te deseo un año maravilloso donde todo sea bueno.
Ese es un pensamiento mágico, infantil, utópico.
Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres.
Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay batallas imposibles de ganar por las que no vale la pena luchar.
Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que si te mueves del lugar de la queja, puedes cambiar.
Que no te permitas los “no puedo” y que reconozcas los “no quiero”.
Te deseo que escuches tu verdad, y que la digas, con plena conciencia de que es sólo tu verdad, no la del otro. Que te expongas a lo que temes, porque es la única manera de vencer el miedo.
Que aprendas a tolerar las “manchas negras” del otro, porque tú también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo.
Que no te condenes por equivocarte; no eres todopoderoso.
Que crezcas, hasta donde y cuando quieras.
No te deseo que el año nuevo te traiga felicidad. Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir».
Texto de Marta Medici. Fotografía de Sara de Miguel.
A veces sonríes con la mirada,
con una sonrisa preciosa:
dulce y aniñada,
inocente y feliz.
Es entonces,
durante esos breves segundos
en los que no necesito
ni ver tus labios
para saber que sonríes,
que me siento
realmente afortunada.
Como siempre te digo:
si te vieras con mis ojos
no tendría ningún poema que escribirte,
y es cuando me sonríes con la mirada
cuando más cierto es
que para escribir poesía
no hacen falta palabras…
¡Feliz día!
Poema de Sara de Miguel y fotografía de Tomeu Mir.
«Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así,
pero que sí es,
sepas ser sin desesperar.
Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.
Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.
Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.
Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un gato,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
te sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.
Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero
enfrente a ti
y digas: «Esto es mío»,
sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.
Te deseo también que ninguno
de tus defectos muera, pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.»
Estas son las inteligentes y audaces palabras del gran escritor, pensador y dramaturgo Victor Hugo. Ellas son mi deseo para vosotr@s.
¡Feliz día!
Sara de Miguel
Si pudieras pedir un deseo y saber que se va a cumplir,
¿qué pedirías?
¿Pedirías estar más delgad@?
¿Ser más guap@?
¿Quizás tener más cosas o mejores?
¿Pedirías tener otro trabajo?
¿O tener más dinero?
Y si tuvieras un ser querido con una enfermedad grave,
¿qué pedirías?
Seguramente que estuviera mejor,
o tener más tiempo a su lado.
Ya no te preocuparían según que fruslerías
porque lo importante, la vida,
se te estaría escapando entre los dedos de la mano.
Pues mi deseo es que no necesites
una persona a la que ames gravemente enferma
para desear VIVIR
junto a las personas que quieres
y disfrutarlas.
Dedica tu tiempo y tu esfuerzo a lo que de verdad lo merece:
ser feliz y hacer felices a las personas que te rodean.
Haz de ese deseo tu camino
y deja que las buenas acciones
te acompañen en tu día a día…
Fotografía y texto de Sara de Miguel.
Me gustaría que las miradas de amor
tuvieran notificación como los mensajes:
«Tienes una mirada».
Así sabrías cuántas veces me pierdo en tus ojos,
en el perfil de tu nariz,
en tus labios hermosos
y en la luz que surge de tu alma.
Sería increíble que supieras cuánto te adoro:
que por un efímero momento
supieras de mi afecto sempiterno,
tan eterno y tan etéreo
como la elocuencia de mis palabras.
Fotografía y poema de Sara de Miguel.
¡Feliz día!
Y me tumbo en la luna
mirando el césped.
¡Qué mala costumbre que tengo,
dicen, de ponerlo todo del revés!
Peor pienso que sea ponerlo
siempre todo del derecho,
donde se ve igual
y no hay diferentes perspectivas.
Y yo aquí bien cómoda,
en mi mullida luna,
miro abajo y veo el jardín de mi casa.
Mis vecinos, los pueblos colindantes,
las ciudades, las extensas tierras
y los inconmensurables mares.
¡Qué pequeñita soy cuando estoy
tumbada en la luna mirando el césped!
Tranquila, quebrantándome en una sosegada soledad
que me da la mano y me acompaña
en mis excursiones nocturnas
a mi rincón oscuro.
Porque la luna es oscura,
sólo que desde la tierra
la vemos rebosante de luz
porque el sol se refleja en ella.
¡Qué curioso cómo cambian las cosas
cuando uno mismo es el que cambia!
Cuando cambias de posición,
de idea, de entorno y de camino.
Son momentos de cambios.
Todos atesoramos momentos
que de una u otra manera
marcaron un antes y un después en nuestras vidas.
Hay momentos tristes y abrumadores,
como cuando pierdes a una persona que quieres,
y hay momentos inundados de felicidad,
como cuando encuentras tu amor
reflejado en las personas que amas.
La extraña función matemática de la concatenación
de todos esos momentos es el aquí y ahora.
Y si echas la vista atrás,
y te tumbas conmigo un ratito, de la mano,
en la luna a mirar el césped,
podrás sentir como todos esos momentos
conforman tus recuerdos.
¡Es una pena no poder guardarlos todos en la memoria!
Porque parece increíble pero los recuerdos se van.
No sabemos dónde, pero se van… Lentos y discretos.
Y si uno no hace un verdadero esfuerzo por mantenerlos vivos
simplemente se esfuman.
Si piensas con detenimiento en algún momento especial de tu vida
te darás cuenta de que ya no es el mismo momento que fue.
No lo ves nítido, ya no percibes su olor,
apenas oyes aquellas palabras que entonces fueron tan importantes,
todo es borroso y desdibujado
porque todas las experiencias que vivido desde que ocurrió
lo han modificado a la vez que tú cambiabas.
Porque todos cambiamos.
Piensa en dónde creías que estarías hoy, en este instante,
hace un mes,
hace un año,
hace diez años,
hace viente años o más.
¿Te imaginas ser quien eres?
¿Estás dónde creías que estarías?
¿Tu vida es la que concebiste en aquellos momentos?
No significa que quienes somos o donde estamos
sea mejor o peor de lo que hubiéramos imaginado,
pero estoy segura de que es diferente.
Somos como una cometa libre a merced del viento.
Nosotros ponemos las alas y la vida el cielo
y lo surcamos en ocasiones a voluntad
y muchas otras simplemente bailamos entre las nubes
e intentamos que no nos queme el sol abrasador
o no perdernos en las brumas tenues de la noche.
Súbete conmigo a la luna,
yo te enseñaré a mirar el césped
desde mi rincón oscuro
y lleno de calidez
para que no olvides
quien fuiste,
quien eres
y quien quieres ser…
He sobrevolado las cumbres más altas,
las cimas alejadas más de la civilización,
para esconder mi secreto entre sus recónditos parajes
entre las nubes de algodón.
Allí reposan ahora mis sueños:
besarte con ternura,
amarte con pasión
y quererte sin medida.
Quedará mi confidencia entre el cielo límpido
y la hermosa tierra,
allí donde no puedas ni imaginar
que mi corazón se debate
entre confesarse o callar,
entre el olvido o el embate…
Fotografía y texto de Sara de Miguel. ¡Feliz día!
Soy una persona independiente y fuerte. Como una planta que sobrevive en invierno y florece en primavera.
Me gusta cuidarme y cuidar de las personas que quiero. Cuido el jardín de mi vida, cuido a las personas que quiero regando con ternura y pasión cada relación de la que formo parte.
Podemos tener una relación juntos, pero no quiero que sea como cualquier relación.
Es indiferente si la relación es de amor, amistad, de trabajo o simplemente casual o temporal. Pero es nuestra relación y me gustaría que hubiera una diferencia.
Ésta diferencia está en que para formar parte de mi vida debes respetar que tengo unos principios que me definen y que son importantes para que nuestra relación sea sana y satisfactoria:
No busco en ti que llenes ningún vacío. Mi vida está llena de personas y situaciones geniales. Soy una persona sana física y emocionalmente. No tienes que sustituir a nadie, ni curarme de nada. No necesito que llenes mi tiempo. Tengo responsabilidades, inquietudes, amistades y aficiones suficientes como para que no me basten las horas para hacer todo lo que me gustaría. Sin embargo, si se dan las circunstancias, deseo compartir mis responsabilidades y las tuyas, mis inquietudes y las tuyas, mis amistades y las tuyas, mis aficiones y las tuyas en el punto que a ambos nos satisfaga.
No busco en ti que soluciones mis problemas. He tenido muchos, y salido airosa de ellos. Unas veces me ha ido bien, y las otras he aprendido de mis errores. Sin embargo, si se dan las circunstancias, deseo compartir mis problemas contigo, y que compartas los tuyos conmigo, ser un equipo que mejora las circunstancias, y que se apoya en los errores, aprendiendo juntos esto tan difícil que es vivir.
No busco en ti amor incondicional. El amor está siempre condicionado a las personas que lo comparten. No necesito grandes demostraciones, ni situaciones dramáticas. Sin embargo, si me amas, deseo que piensen en mí cada día como un motivo para sonreír, y me lo hagas saber. Deseo que confíes en mí, y me lo hagas saber. Deseo que si surgen dudas o necesitas hablar, me lo hagas saber. Deseo que te sientas feliz por compartir la vida conmigo, y me lo hagas saber. Te aseguro que si te amo, yo te haré saber que eres un motivo para sonreír, que confío en ti, que te deseo, y que me siento feliz por compartir tu vida conmigo.
No espero que te quedes para siempre. La vida cambia. Las circunstancias cambian. Las personas cambian y las relaciones cambian. Comprenderé la evolución de tu vida, de tus necesidades, de tus inquietudes y de tus sueños. Estaré ahí para ayudarte siempre a lograr tus objetivos, apoyarte en tus decisiones y favorecer que crezcas como persona. Si en algún momento decides continuar tu camino sin mí a tu lado, lo respetaré y guardaré nuestros recuerdos en el mejor cofre, que es mi corazón latiente. Siempre que lo desees mi puerta estará abierta con una sonrisa. Deseo que si en algún momento mi vida cambia, o yo cambio, o cambian mis sueños e inquietudes, también lo respetes. Si sigo un camino en el que nuestra relación se distancia, deseo que lo respetes y guardes mis recuerdos con cariño, y si puede ser, que dejes aunque sea una ventana a la que asomarme para saber de ti porque siempre serás importante para mí, pase el tiempo que pase.
Finalmente, no busco en ti la felicidad. La felicidad es un traje a medida que sólo puede confeccionar uno mismo. Yo soy consciente de ello y me cuido emocionalmente para ser feliz, independientemente de que formes parte de mi vida. Sin embargo, si se dan las circunstancias, deseo compartir esa felicidad contigo, formar parte de tus motivos para ser feliz, y que formes parte de mis motivos para ser feliz.
Las relaciones deberían ser así. Claras, sinceras y realistas. Llevadas con sabiduría y afecto. Como la naturaleza: todo fluye en armonía.
Si estás dispuesto/a a respetar y compartir mis principios… ¡Bienvenido/a a mi vida!
Fotografía y texto de Sara de Miguel.
Tengo grandes planes para nosotros.
El primero es ser felices.
Los demás dan igual…
Fotografía y poema de Sara de Miguel.
¡Feliz lunes!