Mi amor por ti no me cabe en las palabras

Estaba siendo una noche perfecta.

La música acompañaba nuestras risas

y a algún amago de unir nuestros pies en vanos intentos de baile.

Y te pregunté qué era lo mejor que habías vivido a mi lado.

Un silencio de los que hacen más ruido que una tormenta se apoderó del momento.

«Son tantos que no puedo escoger uno»…

No sé si fue la duda, o el cansancio

pero se apagó la tenue luz, la dulce melodía y las ganas de soñar.

Y mientras transcribo ese instante que se quedó vacío

mi cabeza se llena de unos dos billones de recuerdos me aturullan

y me recuerdan que no somos las palabras con las que expresamos nuestros recuerdos

somos los recuerdos en sí, las historias compartidas,

aquellas aventuras que iniciamos hace años

entrando como dos ingenuos en la madriguera del conejo.

Siguiendo el traqueteo estúpido de un reloj que marcaba lo que teníamos que hacer

pero que no supimos entender: al final decidimos ir improvisando y,

sin querer, sin siquiera imaginarlo,

hicimos magia,de esa que no tiene truco, que brilla por la hermosa realidad que esconde:

una mirada robada tras un escenario,

un apasionado beso a escondidas en la espesura del bosque,

canciones reinventadas en rutas en coche hacia cualquier lugar.

Magia bailando, magia riendo, magia durmiendo

incluso uno hacia cada lado pero sin que nos falte un «que descanses».

Magia en la rutina, magia en las sorpresas y en las locuras.

Y al final ya no creo en nada de lo obvio.

Sería bonito (y sería lo obvio) que tú me lo dijeras, porque lo mejor para ti de nosotros no se lo puedo preguntar a otros…

Pero sí sé que para mi lo mejor de nosotros eres tú y eso es tan grande que no me cabe en las palabras…

Mi amor por ti no me cabe en las palabras.

Quizá al final no seamos tan diferentes, quizá ni siquiera deberíamos hablar.

Ya no necesitamos palabras teniendo magia…

De alguna manera hemos apartado de nosotros

todas las sombras de tristeza que alguna vez tuvimos.

Ahora todo brilla bajo el sol del verano, que hacer crecer las rosas blancas de nuestro jardín.

Puede que al final valgan más nuestros silencios compartidos,

nuestras tiernas caricias, y cómplices miradas y,

como bien dices, aunque me gusten y las busque, aunque las añore, y persistan en mis sueños,

nos sobren las palabras…

 

¡Feliz domingo!

Texto y fotografía de Sara de Miguel.

Una llama fugitiva

llamafugitiv

Y se va la tarde,

y con ella el día,

despacio, o quizá deprisa,

como la vida misma…

Con una llama

que recorre el cielo

como si fuera una fugitiva:

discreta, sigilosa, efímera.

Es el sol que se acuesta,

con la realidad en sus rayos,

mientras la luna se despierta

con nuestros sueños deseados.

En este momento,

con la llama fugitiva en el cielo,

es cuando realidad y sueños

coinciden en un fugaz momento.

 

Fotografía y poema de Sara de Miguel.

¡Os deseo un feliz fin de semana!

«… hoy es el día ideal…» (Dalái Lama)

«Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada.

Uno se llama ayer y otro mañana.

Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer

y principalmente vivir».

(Dalái Lama)

Palabras sabias, certeras y directas. Como todos los aprendizajes de Su Santidad el Dalái Lama esta frase nos enraíza con el presente y nos hace conscientes de su importancia.

En homenaje al acto de trascendencia hacia la realidad cotidiana que transmite este mensaje tendríamos que repetirnos cada día:

«Hoy yo amo,

hoy yo crezco,

hoy yo hago

y hoy yo vivo».

Inspirando desde lo más profundo de nuestra persona y exhalando la magnífica positividad de aceptar nuestro ayer, vivir con la incertidumbre de nuestro mañana y disfrutar nuestro hoy.

¡Feliz día!

Sara de Miguel

«13 Almas» reseñado desde el corazón

Hay palabras y frases que te calan hondo porque están escritas desde las entrañas, con un sentimiento intenso y profundo, y, sobretodo, con mucho cariño (ese cariño tan único de quien comparte y comprende lo leído).

Carlos me ha hecho «vibrar la patata» con su reseña de «13 Almas».

La comparto aquí con vosotros, pero os recomiendo encarecidamente que aprovechéis este enlace a «La estaca clavada», un foro de crecimiento y reflexión como pocos hay, para enriquecer vuestra mente y vuestro mundo.

«Comienzo la presentación  de Sara de Miguel utilizando sus mismas palabras. Tenía esta obra almacenada en el Kindle hacía demasiado tiempo, de alguna manera intuía que iba a revivir situaciones que, en su momento, provocaron terribles días de ansiedad y angustia ante lo irreversible de la muerte.

Ha sido de otra manera, estas doce más una historias, introducen un nuevo punto de vista y, ante la certeza de que en algún momento volverá la soledad, el sufrimiento, la respuesta es un enorme incremento en las ganas de vivir, de aprender y de compartir con generosidad lo mejor que llevamos dentro.  

Creo que es un libro escrito desde el valor y la firme voluntad de ayudarnos a ser mejores personas y a gozar cada día del milagro de la vida. 

Para ti. Con todo mi cariño.»

Mi más sincero agradecimiento, Carlos. Es un placer contar contigo.

Sara

 

«Ovillejos» de Miguel de Cervantes y Saavedra

Este es un poema que me impresionó especialmente cuando lo leí por primera vez en mi adolescencia, tanto por su sencillez como por su fuerza. Quiero compartir con vosotr@s las sabias palabras del que, sin duda, ha sido el mejor escritor en lengua castellana de la historia: Miguel de Cervantes y Saavedra.

¡Feliz día!

Ovillejos

«¿Quién menoscaba mis bienes?
¡Desdenes!
Y ¿quién aumenta mis duelos?
¡Los celos!
Y ¿quién prueba mi paciencia?
¡Ausencia!

De este modo en mi dolencia
ningún remedio se alcanza,
pues me matan la esperanza,
desdenes, celos y ausencia.

¿Quién me causa este dolor?
¡Amor!
Y ¿quién mi gloria repuna?
¡Fortuna!
Y ¿quién consiente mi duelo?
¡El cielo!

De este modo yo recelo
morir deste mal extraño,
pues se aúnan en mi daño
amor, fortuna y el cielo.

¿Quién mejorará mi suerte?
¡La muerte!
Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?
¡Mudanza!
Y sus males, ¿quién los cura?
¡Locura!

Dese modo no es cordura
querer curar la pasión,
cuando los remedios son
muerte, mudanza y locura».

 

Hagamos un trato

Hagamos un trato:

vamos a querernos como las flores del campo

al rocío de la madrugada.

Siendo tan diferentes… Tú agua y yo planta.

Siendo tan parecidos,

formados los dos por sustancias eternas y etéreas.

Siendo conscientes de que amarnos

no significa pensar igual en nada.

Siendo apasionados, cada uno a su manera:

yo fijado al suelo buscando la luz del sol,

tú volando libre como nube que fluye en la alborada.

Respetando nuestros tiempos, nuestros cambios,

adorando nuestras esencias dispares

que nos deslumbran mutuamente.

Dedicándonos a aprovechar

los singulares instantes

en los que se rozan nuestros cuerpos.

Dedicándonos tiempo, cariño y esfuerzo.

Hagamos un trato…

Vamos a querernos como nos merecemos:

con amor, ternura y respeto.

¡Feliz día y mucho amor para tod@s!

Sonríes con la mirada

A veces sonríes con la mirada,

con una sonrisa preciosa:

dulce y aniñada,

inocente y feliz.

Es entonces,

durante esos breves segundos

en los que no necesito

ni ver tus labios

para saber que sonríes,

que me siento

realmente afortunada.

Como siempre te digo:

si te vieras con mis ojos

no tendría ningún poema que escribirte,

y es cuando me sonríes con la mirada

cuando más cierto es

que para escribir poesía

no hacen falta palabras…

¡Feliz día!

Poema de Sara de Miguel y fotografía de Tomeu Mir.

Elecciones de vida (de Lola Caulín)

Hoy comparto con vosotros una extraordinaria fábula con su extraordinaria respectiva reflexión sobre las elecciones que hacemos a lo largo de la vida de la mano de mi compañer@ Lola Caulín.

Podéis encontrar la entrada original en su blog (y muchas otras lecturas interesantes) lolacaulincoach.blogspot.com.

«Nadie nos salva más que nosotros mismos. Nadie puede y nadie debe. Nosotros mismos tenemos
que transitar ese camino.» Buda.
 
 
El cuento del centauro
 
«Cuentan que en la antigüedad había un centauro, que es un ser mitológico mitad hombre – mitad caballo. El centauro convivía con los humanos en un pueblo y era muy, muy feliz.
 
Un día, este se decidió que tenia mucha hambre, mucha mas de lo habitual. Se preguntó a si mismo, ¿que debo comer? ¿heno o hamburguesa? ¿hamburguesa o heno?.Claro, mitad hombre- mitad caballo, tenia dos deseos y una sola decisión que tomar. Pasaron los días y como no era capaz de tomar una decisión, se quedo sin comer.
 
Pero también tenia sueño… ¿donde debo dormir? ¿establo o en un hotel? ¿en un hotel o en un establo? pasaron los días y también se quedo sin dormir.
 
Sin comer y sin dormir, el centauro enfermó. Entonces pensó donde debían atenderle, ¿médico o veterinario? ¿veterinario o médico?, pero como tampoco fue capaz de tomar una decisión, el centauro murió.
 
Y allí quedó su cadáver. Los habitantes del pueblo que conocían al centauro de toda la vida, decidieron darle sepultura, ¿pero donde? ¿en el campo o en el cementerio? ¿en el cementerio o en el campo?. Como no pudieron decidir que hacer con él…llamaron a la autora del cuento para que resolviera el problema.
 
La autora del cuento tampoco sabía lo que hacer con este ser mitad hombre – mitad caballo.
y pasaron los días… hasta que decidió que lo mejor era revivir al centauro. Pero todo volvió a empezar una y otra vez, porque el centauro nunca decidió si quería ser mas hombre que caballo  o mas caballo que hombre.»
 
La moraleja de este cuento es que la peor decisión es no decidir. Esta es la única decisión que nos garantiza el fracaso y la miseria de lo que nos sucede.
 
 
La vida se compone de decisiones que tomamos desde mismo instante que despertamos cada día.
Nuestro pensamientos nos colocan en una balanza de elecciones de como crear nuestra realidad diaria, nos posicionamos en lo positivo o en lo negativo.
Decidimos café o té, coche o paseo, luz u oscuridad, brillar o pasar desapercibidos, amor o miedo, equilibrio o desorden, sentirnos bien o sentirnos mal, etc…
 
Somos responsables de las decisiones que tomamos, lo incorrecto seria culpabilizar a las circunstancias externas de lo que nosotros hacemos con nuestros pensamientos y elecciones.
No aprobamos exámenes porque probablemente antes no hemos estudiado, no podemos estar saludables si a nuestro cuerpo le damos comida basura, poco descanso y nada de deporte, no podemos pretender que nos amen en una relación de pareja si lo que buscamos es que cubran nuestras carencias, nuestras necesidades y nuestras expectativas.
 
Podemos elegir ver en lo negativo o en algunos momentos desfavorables de nuestro día a día, una inmensa oportunidad para crecer como personas, de auto- realizarnos o podemos seguir anclados en la angustia y la desíria hasta que la vida se nos pase y volvamos la vista atrás y solo recordemos tristeza.
El verdadero aprendizaje está en permitir o no que esta circunstancia nos destruya.
 
Por otro lado, en las relaciones personales también tenemos elecciones, puedes conocer a personas que te potencien y vean en ti tu mejor versión o que te envidien y te hundan, y aun así conservarlos como amistad por el temor a perdernos o  puedes comenzar una relación de pareja con buenos cimientos y valores o construir desde el tejado y que se te caiga todo como un castillo de cartas, puedes ser infiel y coger el atajo o pues ser leal y romper con lo que ya no te llena de pasión.
 
Cada elección que hagas HOY tendrá sus consecuencias a corto o a la largo plazo.
Si crees que lo que estas decidiendo no te lleva al lugar donde quieres estar, o no te hacen sentirte como tu deseas, que no te están permitiendo ser la persona que tu has venido a ser…
Es hora de un cambio, es el momento de elección.
 
Puedes elegir quedarte paralizado y dejar que la vida pase con pena y sin gloria o puedes decidir despertar y empezar a crear cada día la vida que quieres vivir.
 
Una decisión, sea la que sea, siempre será mejor que no decidir nunca.
¡Feliz día!

Te deseo (de Victor Hugo)

«Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así,

pero que sí es,

sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero

enfrente a ti

y digas: «Esto es mío»,

sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus defectos muera, pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.»

Estas son las inteligentes y audaces palabras del gran escritor, pensador y dramaturgo Victor Hugo. Ellas son mi deseo para vosotr@s.

¡Feliz día!

Sara de Miguel

A mis palabras les han salido alas…

 

Querid@s compañer@s y lectores, estoy participando en el Certamen de Microrrelatos de Signo Editores y os animo tanto a participar como a votar (lo que podéis hacer una vez al día a tantos relatos como queráis hasta la finalización del mismo).

Comparto con vosotros mi microrrelato titulado «A mis palabras les han salido alas…»  y, si es de vuestro agrado podéis votarlo clicando en el enlace del título.

Os lo dedico a todos vosotros, que alimentáis con vuestro apoyo mi pasión por la escritura.

A mis palabras les han salido alas…

Recuerdo cuando eran tan solo letras inconexas, concebidas por mi alma en un momento dulce y emotivo, cual bebé creciendo en mi vientre, alimentadas con amor y cariño.

Jugaron entre ellas en una tierna infancia en nuestro hogar (la biblioteca) entre poemarios y libros.

Crecieron confusas, quizá perdidas en el mar de la creatividad, esperando alcanzar alguna orilla del universo de la literatura, como los jóvenes que aún no se conocen, no saben quienes son, y buscan su lugar en el mundo.

Y por fin son libres, han crecido: son PALABRAS en mayúsculas, llenas de significado, con emisor y destinatario. Rebosantes de sentimientos, audaces, sutiles, directas y ambiguas. Son todo y no son nada según quien las lea.

Increíble: ¡a mis palabras les han salido alas! Son como mariposas, están vivas y vuelan, hermosas, por las mentes inquietas, ávidas de exaltación del ánimo y de conocimiento.

¡Feliz día!

Sara de Miguel

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