Y las palabras hermosas que son son el reflejo de tu afecto
se pierden ominosas en el camino que va de tu corazón a tu boca,
se enredan en tus rizos sin siquiera rozar el aliento que me alimenta
y dejan un vacío, triste y frío, entre nuestros cuerpos enrarecidos.
¡Tantos silencios innecesarios
y tantas palabras agonizantes antes de haber nacido!
Porque aquello que callas
es como los epitafios de las tumbas:
cuando el amor muere
decirlo ya no tiene ningún sentido…
(Compartid todo lo bueno que sentís por las personas que amáis,
nunca se sabe cuando no podréis dejar de hacerlo).
Sara de Miguel
¡Me encantó el poema, Sara! Lo mismo su mensaje.
¡Un gran abrazo!
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Bonitooo
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Muchas gracias!!! Un abrazo!!!
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