Y se va la tarde,
y con ella el día,
despacio, o quizá deprisa,
como la vida misma…
Con una llama
que recorre el cielo
como si fuera una fugitiva:
discreta, sigilosa, efímera.
Es el sol que se acuesta,
con la realidad en sus rayos,
mientras la luna se despierta
con nuestros sueños deseados.
En este momento,
con la llama fugitiva en el cielo,
es cuando realidad y sueños
coinciden en un fugaz momento.
Fotografía y poema de Sara de Miguel.
¡Os deseo un feliz fin de semana!