Llámame Vintage

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   Llámame Vintage, no porque ahora esté de moda ser retro, sino por ser de buena cosecha. De las cosechas antiguas en las que la calidad era importante.

   Llámame Vintage porque tengo mis años, ni más ni menos, y no me molesto en disimularlos bajo cinco kilos de maquillaje, ni tres inyecciones de botox, ni ropa con nombres que te cuestan varios cientos de euros cada letra. Llámame Vintage porque tengo mi edad y no quiero tener otra, ni parecerlo.

   Llámame Vintage porque me gusta como se hacían algunas cosas antaño. Como quedar con las personas para verte, y no mandarte treinta mensajes para deciros nada. Como reír a carcajadas por una anécdota de algo que nos sucedió, y no de las últimas actuaciones vergonzosas de la farándula televisiva sin cultura ni conocimiento.

   Llámame Vintage porque me gusta la buena música, la que tiene algo que decir y la que está bien trabajada. El «pachumba», los «perreos» y todos esos sonidos que pretenden justificar el libertinaje sexual, los dejo para los «modernos».

   Llámame Vintage porque me encanta leer libros. Perderme en ellos. Viajar a los confines de otras mentes escritas en palabras. Sobretodo me encantan esos libros de los que no habrá película, aunque me entusiasme el cine.

   Llámame Vintage porque me encantan las fotografías. Las que salen bien, las que salen mal y las que salen torcidas o a medias. Reflejan un momento, un lugar, unas personas, una situación… algo especial que merecía ser retratado. Donde estén las fotos del carrete de cuando tenía cinco años, por favor retiren todos los selfies con morritos y poca ropa.

   Llámame Vintage porque me gusta bucear en la historia de las personas que conozco, y ser parte de ella. Compartir y sentir. Emocionarnos. Vivir cada día con una sonrisa, o con una lágrima, pero haciéndonos compañía. No me basta un emoticono tardío y estándar.

   Llámame Vintage porque valoro las cosas y las personas únicas, que no pretenden ser el reflejo de una sociedad enferma de consumismo, que son capaces de tener clase y educación sin necesidad de pisotear a nadie. Prefiero echar una mano, que mirarme el ombligo.

   Llámame Vintage porque me gusta reciclarme a mi misma, hacerme crítica constructiva y reconocerme como ser humano imperfecto que soy. Ir cambiando y a la vez manteniendo mi esencia. Mantener unos valores, respetar a los demás. Y ser feliz conmigo, sin obligarme a seguir ningún canon establecido.

   Llámame Vintage porque me encanta la pasión, el sexo, una buena bebida y buena compañía sin caer en la superficialidad, la ordinariez, el exceso, o lo soez.

   Llámame Vintage porque hace tiempo que no me siento de este tiempo. Llámame vieja o antigua si quieres, pero a mí me sobran cosas y me faltan personas. Me sobran mensajes y me faltan personas. Me sobran selfies y me faltan personas. Me sobran fiestas y me faltan personas.

   Quizá al mundo le faltan más personas y a mí me sobra Vintage.

   Llámame Vintage, aunque ni siquiera el diccionario me reconozca.

¡Feliz miércoles!

Fotografía y texto de Sara de Miguel

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