Y me tumbo en la luna
mirando el césped.
¡Qué mala costumbre que tengo,
dicen, de ponerlo todo del revés!
Peor pienso que sea ponerlo
siempre todo del derecho,
donde se ve igual
y no hay diferentes perspectivas.
Y yo aquí bien cómoda,
en mi mullida luna,
miro abajo y veo el jardín de mi casa.
Mis vecinos, los pueblos colindantes,
las ciudades, las extensas tierras
y los inconmensurables mares.
¡Qué pequeñita soy cuando estoy
tumbada en la luna mirando el césped!
Tranquila, quebrantándome en una sosegada soledad
que me da la mano y me acompaña
en mis excursiones nocturnas
a mi rincón oscuro.
Porque la luna es oscura,
sólo que desde la tierra
la vemos rebosante de luz
porque el sol se refleja en ella.
¡Qué curioso cómo cambian las cosas
cuando uno mismo es el que cambia!
Cuando cambias de posición,
de idea, de entorno y de camino.
Son momentos de cambios.
Todos atesoramos momentos
que de una u otra manera
marcaron un antes y un después en nuestras vidas.
Hay momentos tristes y abrumadores,
como cuando pierdes a una persona que quieres,
y hay momentos inundados de felicidad,
como cuando encuentras tu amor
reflejado en las personas que amas.
La extraña función matemática de la concatenación
de todos esos momentos es el aquí y ahora.
Y si echas la vista atrás,
y te tumbas conmigo un ratito, de la mano,
en la luna a mirar el césped,
podrás sentir como todos esos momentos
conforman tus recuerdos.
¡Es una pena no poder guardarlos todos en la memoria!
Porque parece increíble pero los recuerdos se van.
No sabemos dónde, pero se van… Lentos y discretos.
Y si uno no hace un verdadero esfuerzo por mantenerlos vivos
simplemente se esfuman.
Si piensas con detenimiento en algún momento especial de tu vida
te darás cuenta de que ya no es el mismo momento que fue.
No lo ves nítido, ya no percibes su olor,
apenas oyes aquellas palabras que entonces fueron tan importantes,
todo es borroso y desdibujado
porque todas las experiencias que vivido desde que ocurrió
lo han modificado a la vez que tú cambiabas.
Porque todos cambiamos.
Piensa en dónde creías que estarías hoy, en este instante,
hace un mes,
hace un año,
hace diez años,
hace viente años o más.
¿Te imaginas ser quien eres?
¿Estás dónde creías que estarías?
¿Tu vida es la que concebiste en aquellos momentos?
No significa que quienes somos o donde estamos
sea mejor o peor de lo que hubiéramos imaginado,
pero estoy segura de que es diferente.
Somos como una cometa libre a merced del viento.
Nosotros ponemos las alas y la vida el cielo
y lo surcamos en ocasiones a voluntad
y muchas otras simplemente bailamos entre las nubes
e intentamos que no nos queme el sol abrasador
o no perdernos en las brumas tenues de la noche.
Súbete conmigo a la luna,
yo te enseñaré a mirar el césped
desde mi rincón oscuro
y lleno de calidez
para que no olvides
quien fuiste,
quien eres
y quien quieres ser…