Vivo la vida
con sus muros y sus dificultades
como si fuera una bella melodía.
Bailo a su son,
me deslizo entre sus notas,
vuelo libre como un pájaro
gracias a la música.
Me entrego a ella
sin zozobra,
vivo mecida en su regazo
y me devuelve, apasionada,
una sonrisa en canción convertida.
El más hermoso arte
que me hace vibrar el corazón
y convierte mi alma
en una hermosa sinfonía.
Fotografía y poema de Sara de Miguel.