Me miras pero no me ves.
Siento que pasan los días
y que ya no me admiras.
Hace tiempo que en tu alma
ya no se refleja la mía.
Hemos perdido el don de emocionarnos
con tan solo una mirada.
Recuerdo cuando percibía la pasión
en cada una de tus caricias,
cuando podíamos estar horas besándonos
sin importar el mundo,
como si fuéramos
los únicos enamorados del universo.
Ahora ya no tienes tiempo para abrazos de más,
ni para palabras hermosas,
no te quedan fuerzas para escuchar mis historias
ni contarme las tuyas.
Ya no me acunas en tu regazo
cuando tengo miedo o penas.
Ya no busco tu cariño
ni te doy todo el que siento
porque la costumbre
nos ha llevado
a no valorar
todo el amor que nos tenemos.
Me siento como una hermosa flor
sola y solitaria
que florece abatida
porque mi belleza no existe
si tú no la ves.
Belleza perdida por haber perdido
los únicos ojos que la veían…
«No dejes que la costumbre acabe con la llama del amor»
Poesía de Sara de Miguel y fotografía de Tomeu Mir.