Repartir amor

Hubo un tiempo antaño en el que los humanos vivían en comunidades pequeñas. Eran pocos, tenían escasos recursos y su supervivencia dependía básicamente de la COLABORACIÓN.

Hoy en día en las sociedades occidentales somos muchos, tenemos multitud de recursos y, a pesar de las comodidades que ésto nos supone, nos centramos en COMPETIR como medio de supervivencia social: tenemos que ser los primeros y los mejores en los estudios, en las actividades de ocio, en el aspecto físico, en nuestros respectivos roles familiares (el mejor padre/ la mejor madre/ el mejor hijo, etc.), en el trabajo, en las redes sociales, y un largo etcétera.

De hecho una persona adulta pasa más tiempo de media en destacar sus logros y virtudes, y criticar los de otros, en los medios sociales que en contactos reales.

Desgraciadamente los «likes» han pasado a ser más importantes que ver a las personas que nos los «dan», y la educación se basa en el éxito personal en vez de en el mérito del esfuerzo o la ganancia del equipo o del conjunto.

Sé que el proceso que ha llevado a la humanidad a este deplorable estado, (resumiendo al máximo) ha sido el ansia de poder que ha marcado nuestra historia a lo largo de los siglos. Sin embargo no tengo tan claro cual sería el proceso para retomar los valores éticos y morales necesarios para recuperar la empatía, el respeto y la comprensión a nivel global. Creo que no hay una única estrategia y que depende del acto de conciencia de cada uno con sus propias conductas.

Por mi parte, ofrezco amor al mundo. Amor en forma de reflexión y apoyo psicológico, en forma de literatura, en forma de poesía, en forma de música, en forma de imágenes y de palabras.

Es un grano de arena diminuto en el mar del mundo. Pero es mi grano de arena y quiero que viaje con el oleaje a todo aquel que desee leerlo y sentirlo con el corazón. Animo a cualquiera que se sienta identificado con este mensaje a que aporte su granito de arena y lo difunda.

Repartamos palabras de amor incluso en el ocaso decadente del otoño más austero.

Repartamos amor.

 

Imagen y texto de Sara de Miguel.

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