Pintando calles

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Voy pintando calles de colores, 
no quiero que mis pies caminen siempre sobre el gris. 
Cada día me levanto y pienso 
qué quiero ver, vivir, sentir 

Hoy para mis niños las pinto verdes, 
como el campo: 
frescas, llenas de flores, 
llenas de vida. 

Mañana para mis amigos y familia serán amarillas 
como el sol que nos ilumina. 
Brillantes, 
cargadas de luz y de más vida 

Y otros días tú las pintarás azules 
como el cielo que nos cubre. 
Y yo, contigo, 
caminaré sobre sus nubes. 

Y alguna vez las pintaré blancas, 
con puntitos negros, 
para que mi curvas y mis pecas 
te acompañen en tus caminos 

Y muchas noches seré yo quien las pinte azules, 
para perderme en tu ojos, 
en tus labios 
y en tus besos 

Porque los aventureros no queremos la rutina. 
Porque queremos pintar un día nuevo, 
diferente, emocionante, extraño. 
Siempre por la vida apasionado.

Fotografía de Tomeu Mir y poema de Sara de Miguel

¿Por qué vuelves?

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¿Por qué vuelves?

A llamarme,

a escribirme,

a buscarme.

Si ya no soy la misma,

ni tú te pareces en nada

a quien fuiste.

Esperas reencontrar

la amiga fiel,

la amante complaciente,

la psicóloga gratuita

que llenaban los huecos

de tu alma vacía.

Pero yo ya no estoy

en el agujero de tu ombligo.

No me busques,

no vuelvas,

porque no tiene sentido.

Olvida quienes fuimos

y olvida aquello que vivimos,

porque sólo existe

en los rumores

de tus noches vacías

y en la añoranza

de tu soledad,

y de tu memoria,

que no es la mía.

No toques a mi puerta,

hace demasiado tiempo ya

está cerrada a tus mentiras.

(Fotografía de Tomeu Mir y poema de Sara de Miguel)

Mi hogar

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Mi hogar

es el lugar de tus entrañas

donde habitan nuestros sueños,

donde se tejen nuestros futuros.

Mi hogar

no es más

que tu sonrisa en mis labios,

y nuestra vida juntos.

(Fotografía de Tomeu Mir y poema de Sara de Miguel)

Rubia despeinada

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Rubia despeinada que despierta mis mañanas,

desnuda y elegante entre verdes sábanas,

sonriente a la luz del alba,

hermosa mirada del ocaso en llamas.

Estambres de oro,

que permanece encerrada

hasta llegar el estío,

paciente y sensata.

Rubia despeinada que permite el vacío

que trae el invierno consigo,

comprensiva con el viento que tumba tu tallo,

permisiva con las hojas que se van con el frío.

Hermosa flor condenada a morir,

duermes sonriendo sin cesar,

ansiando que llegue el verano,

soñando volverte a despeinar…

(Fotografía de Tomeu Mir y poema de Sara de Miguel)

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