¿Todas las mentiras merecen un perdón?

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Te he mentido.

Me has mentido.

Lo siento.

Lo sientes.

No mereces mentiras ni engaños.

No merezco mentiras ni engaños.

Sin embargo, una mentira no siempre es un adiós.

En ocasiones una mentira es un error.

Siento haber errado. Siento haberte decepcionado.

Sientes haber errado. Sientes haberme decepcionado.

Soy más que un error. Soy mucho más.

Eres más que un error. Eres mucho más.

Juntos somos más fuertes que cualquier error.

Me haces feliz.

Te hago  feliz.

Y mi mayor deseo es hacerte feliz.

Y tu mayor deseo es hacerme feliz.

A pesar de todos los errores que he cometido.

A pesar de todos los errores que hayas cometido.

Merecemos un futuro.

Juntos somos mejores de lo que nunca hemos sido.

Tú me haces mejor persona.

Yo te hago mejor persona.

Tú me haces sonreír y me llenas el corazón de emociones bonitas.

Te hago sonreír y te lleno el corazón de emociones bonitas.

Te quiero. Déjame quererte.

Me quieres. Te dejo quererme.

Perdóname por favor.

Te perdono. No es un favor. Es el fiel reflejo del amor sincero.

Ese amor que siempre has demostrado.

Un error no cambia quién eres ni quienes somos juntos.

Un error no cambia nuestro camino hacia el infinito.

El futuro es nuestro.

El futuro es nuestro…

¡Feliz martes!

Sara

13 Almas entre los libros más vendidos

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Y mientras asisto emocionada al éxito de la publicación de KOMERO, mi primer libro de versos y poemas, mi libro autobiográfico «13 ALMAS» se mantiene entre los libros más vendidos de Amazon.

No puedo decir más que GRACIAS  a tod@s quienes dedicáis vuestro tiempo, dinero y esfuerzo a que la misión de transmitir mi aprendizaje como psicóloga de cuidados paliativos llegue cada vez más lejos.

¡Feliz lunes!

Sara

En un latido

En un latido todo empieza. En un latido todo acaba.

Como si de un escenario apocalíptico se tratara

dejo que música extraña inquiete mi alma

y que las emociones negativas…

la tristeza,

la ira,

el malestar,

la vergüenza

y el odio

me arranquen el sentido común

y me conviertan en un zombie

que sólo ansíe

alimentarse de la dulce sangre

de los corazones puros.

Si todavía queda alguno…

Ojalá quede alguno…

Lo desea quien quiso ser poeta sin sentimiento alguno…

 

 

 

KOMERO o la poesía íntima

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«KOMERO, primer libro de poemas de Sara de Miguel es una colección de textos accesibles y directos, versos intimistas que parten desde el yo y luego vuelven a él, tras haber iluminado por momentos alguna zona cotidiana.
En ellos, la autora se asoma a los registros emocionales que transitan los amantes (hablar de amor implica, necesariamente y en algún punto, abordar el desamor) y también indaga en el estado de escritura, ese en el que se reconoce quien lleva en sí el virus de la palabra.
Mientras en su armario o Komero, como ella misma explica, aguardan libros de Neruda, Gala, Bécquer y Lorca, Sara de Miguel sigue pintándose versos en el cuerpo.
Hechizada.
Y viva, más que nunca».
Julia Santibáñez (@danioska) escritora, editora y gran poeta al frente de palabrasaflordepiel.com prologa con cariño y buen criterio mi primer poemario. En él os ofrezco mi versión más íntima y personal. Me desnudo el corazón y el alma para mostraros mi yo profundo. Espero que os guste y estaré encantada de recibir vuestras impresiones.

Podéis encontrar KOMERO tanto en formato tradicional como en formato digital en Amazon.esAmazon.com,  Smashwords, Ibooks y otras plataformas digitales.

¡Feliz día!

Sara de Miguel

Poesía para Sara

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«Un deseo.

Dos abrazos.

Tres miradas.

Cuatro pasos.

Cinco emociones.

Seis sueños.

Siete caricias.

Ocho promesas.

Nueve besos.

Diez favores.

Once años

Doce poemas.»

Estas hermosas palabras me han dedicado dos niñas de once años. En ocasiones como esta me siento realmente orgullosa del calado de la poesía en los jóvenes. Me siento emocionada y feliz caminando entre la naturaleza más humana y especial del mundo.

Gracias a L y L por regalarme palabras llenas de cariño. Gracias por hacer sonreír a mi alma.

¡Feliz lunes!

Sara

Es tiempo de poesía

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Me complace enormemente anunciaros que en breve verá la luz mi primer libro de poemas. Su título es KOMERO y estará disponible en Amazon tanto en ebook como en formato tradicional. En él han colaborador los editores literarios Guada Caulín y David Esteban, el diseño de portada se lo debo a Tomeu Mir, y podéis disfrutar de un prólogo de lujo gracias a Julia Santibañez (@danioska). Podéis echar un vistazo a la preview en Createspace y dejar vuestra opinión.

¡Os deseo un feliz martes y nos leemos en breve!

Sara de Miguel

 

La vereda

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«En el bosque de la vida es difícil saber qué senderos caminar.

A tu lado es indiferente el sendero y el final.

Sólo importa disfrutar de la vereda,

de cada árbol

y del mismo aire que nos da la vida al respirar»

Equilibrio

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Había una vez una anciana que vivía en las afueras de un pequeño pueblo, a los pies de una montaña. Vivía con su marido, un hombre muy mayor que cuidaba de ella, y recibían con frecuencia la visita de su gran familia, que ya contaba con siete hijos, sus parejas y sus más de veinte nietos, que vivían todos en el mismo pueblo.

Toda su familia la adoraba, porque a pesar de padecer muchas enfermedades, siempre sonreía y era amable y cariñosa con todo el mundo.

Por las tardes la anciana se sentaba en un banco de madera, bajo la sombra de un cerezo, y observaba la animada actividad de su familia más abajo, en sus casas del pueblo. A pesar de encontrarse cada vez más débil, y a pesar de las peticiones de sus seres queridos de que descansara en vez de esforzarse por ir hasta aquel ajado banco, se aferraba a esa costumbre.

Una tarde de otoño, con un tibio sol y hojas doradas que cubrían el suelo, el nieto más pequeño de la anciana, que apenas contaba con doce años, se acercó hasta el banco y se sentó junto a su abuela. La anciana le sonrió con amor y le cogió la mano. El joven se abrazó fuertemente a su abuela y le dijo:

“Abuela, aunque siempre estás muy enferma y mamá me ha dicho que no te tengo que molestar, quiero decirte que te quiero mucho porque eres la mejor abuela del mundo.”

La anciana sonrió con los ojos anegados en lágrimas de alegría. Entonces el pequeño le preguntó:

“¿Por qué siempre sonríes aunque estás tan enferma?”

Entonces la anciana le cogió las dos manos entre las suyas, le miró fijamente con ternura y le explicó:

“Te voy a contar un secreto. Es un secreto muy antiguo, pero creo que debes saberlo. Hay una Energía natural limitada en el mundo, de la que deriva un equilibrio de vida y muerte que mantiene estable esa energía. Hace cientos de millones de años hubo una época en la que los Dioses dieron a los humanos la capacidad de mantener el equilibrio de Energía, y podían elegir quienes podían vivir y quienes debían morir. Cuando un hombre o una mujer eran dignos de admiración por sus actos morales, se perpetuaba su existencia. A su vez, cuando un hombre o una mujer realizaba actos corruptos, enfermaban y morían. Las decisiones eran fáciles, ya que únicamente se consideraban poco éticos los comportamientos que intencionadamente dañaban a otras personas en beneficio propio.

Con el tiempo la definición de ética y moral se fue complicando. Las causas de los castigos de muerte generaban conflictos entre los humanos que debían decidir, y entre los propios Dioses a los que recurrían para asesorarse. Incluso hubo personas que se percataron de que si se comportaban en los límites de la moralidad, eran castigadas con enfermedades que no eran mortales, y aprovechaban esta circunstancia. Se comenzó a confundir la libertad de elegir los propios valores morales, con el libertinaje de hacer cualquier cosa que diera lugar a embarullo ético.

Entonces los Dioses decidieron quitar a los humanos el poder de mantener el equilibrio entre la vida y la muerte, el equilibrio de la naturaleza. Al no encontrar ningún criterio claro para poder ejercer su responsabilidad de mantener la Energía, decidieron que la enfermedad y la muerte serían aleatorias.

Desde entonces, así ha sido. La enfermedad y la muerte son aleatorias. No hay una causa, ni una responsabilidad, ni una justificación para ninguna de las dos. Las personas enferman y mueren aleatoriamente, sean buenas o malas. La única diferencia entre ambas reside en la paz de su conciencia al morir.

Por suerte, aún quedamos algunos descendientes de los primigenios humanos que podemos decidir sobre el equilibrio de la Energía. Pero somos muy pocos, y podemos afectar únicamente a las personas más cercanas.

Yo soy una de ellas. No puedo decidir quien vive o quien muere, pero puedo asumir las enfermedades las personas que quiero y que se portan bien. Para mi inmensa suerte, toda mi familia sois personas maravillosas, que os cuidáis unos a otros, y que os preocupa más el bienestar de vuestros seres amados que vuestro propio bienestar. Así que hasta que la muerte me llegue, hace mucho, mucho tiempo que decidí asumir todas vuestras enfermedades. Por eso siempre sonrío, porque sé que cada síntoma, cada dolor, cada pesar, cada cansancio o malestar físico, no es más que un síntoma, un dolor, un pesar, un cansancio y un malestar que no tenéis uno de vosotros. Sonrío porque soy feliz con vuestra felicidad.”

El joven, con una sonrisa llena de asombro y admiración, volvió a abrazar a su abuela, y repitió:

“Eres la mejor abuela del mundo.”

Extraído de «9 Principios y ningún final»

¡Feliz jueves!

Sara

Mariposas en el alma

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Tan sólo una mirada tuya

y mil mariposas 

de colores infinitos

revolotean alborozadas

por los confines de mi alma.

Fotografía y poema de Sara de Miguel.

¡Feliz miércoles!

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