El siguiente comportamiento comunicativo en el que debemos centrar nuestra atención es la POSTURA. ¿Cómo colocas tu cuerpo cuando hablas con alguien? ¿Es similar cuando estás de pie que sentado o sentada? Sobre este tema podríamos estar hablando durante horas, pero vamos a simplificar centrándonos en los tres tipos de conducta corporal básicas que transmiten más información en la comunicación. Son la posición de los brazos, la alineación del cuerpo y los gestos con las manos.
Ponte frente a un espejo, cruza los brazos y echa el cuerpo ligeramente hacia atrás. Hazlo también sentado. ¿Qué impresión transmites? ¿Qué te transmite una persona que mientras le hablas cruza los brazos y se echa hacia atrás? Se trata de una impresión de rechazo, negación o desagrado. Ahora vuelve frente al espejo y deja los brazos colgando a ambos lados del cuerpo e inclínate ligeramente hacia delante. Cuando lo hagas sentado, deja los brazos apoyados sobre las piernas, o si tienes una mesa, abiertos sobre ella. ¿Te genera la misma sensación? ¿No te hace sentir mayor cercanía y comodidad? En este caso se trata de una postura de apertura que transmite aceptación.
Seguro que conoces a alguien que “habla” mucho con las manos, o a alguien que apenas ni se inmuta al hablar. Prueba ambas opciones frente al espejo: cuéntate algo que te haya pasado hoy moviéndote exageradamente. Después cuéntate lo mismo sin apenas moverte. Podrás comprobar que ninguna de las dos opciones generan agrado. No hay un estándar para los gestos manuales, sin embargo es recomendable no hacer grandes gestos y aspavientos todo el tiempo, ni mantenerse rígido, sin moverse nada, durante una conversación. Lo más adaptativo es un término intermedio, acompañando lo que dices con movimientos suaves y coherentes.
Cuando hablas con alguien puedes generar un amplio espectro de impresiones según la postura que adoptas. Fíjate en la alineación de tu cuerpo, la posición de tus brazos, cómo colocas las piernas o las gesticulaciones que haces.
¡Feliz martes!
Sara
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