Vamos a diseccionar la comunicación. Bisturí, por favor.
Esta primera parte es, quizá, un poco aburrida y está descrita en muchos libros, pero intentaré resumirla y clarificarla lo más importante, para que podamos avanzar poco a poco hacia las claves del asunto.
Empecemos por definirla: la comunicación es la acción y el efecto de comunicarse. Normalmente se da mediante el trato entre dos o más personas, bidireccionalmente o en dos direcciones, aunque también puede ser en una sola dirección (por ejemplo, como cuando hablamos con nosotros mismos, o hacemos uso de medios como la televisión o internet).
En todo proceso comunicativo se transmiten señales mediante un código común al emisor y al receptor. Las señales pueden ser auditivas (palabras o sonidos), visuales (gestos o imágenes) o incluso táctiles (braille, contacto físico entre dos personas).
El código habitual de comunicación es la lengua común al emisor y al receptor (obviamente si no utilizamos el mismo código de la lengua la comunicación se dificulta bastante, como podrás haber podido comprobar si alguna vez un turista se ha dirigido a ti para pedirte algo, seguramente una dirección, en un idioma que desconoces).
Para que nos entedamos, ahora mismo yo soy la emisora del mensaje. Tú, lector o lectora, eres el receptor o receptora. Las señales son visuales (palabras escritas), y el código es la lengua castellana, y este proceso comunicativo es unidireccional: yo te transmito información pero tú no me la puedes transmitir a mí.
Ahora viene la parte importante, que normalmente no viene en los manuales ni nos lo enseñan: hablemos de RESPONSABILIDAD. En este proceso comunicativo yo soy la responsable de hacerte llegar la información de la manera más clara y eficaz posible. Y tú eres el o la responsable de leerlo adecuadamente. Si te saltas párrafos, o lees distraído o distraída, el mensaje, por mucho que yo me esfuerce, no te va a llegar ni te va a servir de nada.
Esto es así en todas nuestras comunicaciones. Cada vez que por ejemplo hablamos, o nos escribimos, con una o más personas (ya sean familiares, amigos, compañeros o desconocidos), somos responsables tanto en nuestra función de emisores (quien da el mensaje), como de receptores (quien lo recibe). Normalmente las comunicaciones cotidianas son fluidas y continuas, y desarrollamos el papel de emisor y receptor simultáneamente. La comunicación sólo puede ser eficaz si nos esforzamos en comunicar claramente, y en intentar comprender lo mejor posible los mensajes que nos llegan.
¿Eres responsable en tus comunicaciones? ¿Cómo crees que podrías mejorar tus actos comunicativos?
¡Feliz lunes y que hagas una gran semana!
Sara
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